Análisis| Lo que hay detrás del quinto cambio de gabinete de Piñera
De paso el mandatario aprovechó este cambio de gabinete para ordenar la casa y terminar con el fuego amigo, designando al exdiputado y extimonel de RN, Mario Desbordes, en Defensa.
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Un cambio de gabinete con cirugía mayor al equipo político es el que optó por hacer el presidente Sebastián Piñera, devolviéndole a la UDl la cartera de Interior, donde aterrizó el exsenador Víctor Pérez y entregándole también la vocería, que quedó en manos del exdiputado gremialista Jaime Bellolio. Los movimientos dejan a la vista un gabinete mucho más duro que los diseños que el mandatario había venido probando desde el estallido social del 18 de octubre.
El 15 de julio se comenzó a fraguar este quinto cambio de gabinete de la segunda administración de Piñera. Ese día diputados de RN y la UDI se descolgaron de su coalición para hacer posible que se aprobara el proyecto de retiro de fondos, en su primer trámite. Si hasta esa ocasión desde el oficialismo habían hecho tímidos llamados a un ajuste en el equipo político apuntando al extitular de Interior Gonzalo Blumel , a partir de esa fecha la exigencia al jefe de Estado fue explícita y se hizo más urgente cuando el Senado también le dio luz verde por amplio margen a la polémica iniciativa, otra vez con votos de Chile Vamos.
La aprobación de este proyecto, que Piñera se vio obligado a promulgar -no sólo por el peso de la popularidad que la norma tenía en la ciudadanía, sino también porque su baja aprobación en las encuestas no le daba margen para adoptar medidas tan antipopulares como ir al TC o vetar-, fue lo que selló el destino del comité político.
Pero este cambio de gabinete, del que la UDI es el gran ganador y Evópoli el perdedor -que se ve obligado a aceptar que hasta ahora estaba sobrerrepresentado en el comité político-, le sirvió a Piñera para hacer un poco de orden en Chile Vamos. Por un lado, neutralizó al expresidente y exdiputado de RN Mario Desbordes invitándolo al gabinete, a la cartera de Defensa que parece calzar a la perfección con el estilo del extimomel. Pero hasta ahí llegó su proyecto de crear una "derecha social" con el que –según se lamentan en la coalición- le hizo mucho daño al gobierno y al propio Presidente.
Para terminar con ese problema, Piñera usó con Desbordes exactamente el mismo diseño, hasta el mismo ministerio, que utilizó con el actual nuevo canciller, el exsenador Andrés Allamand, en su primer gobierno. El entonces también senador se había convertido en la piedra en el zapato para el Ejecutivo y del propio jefe de Estado, lo que se resolvió el 14 de enero de 2011, cuando Allamand asumía la cartera de Defensa, aunque todos sabían, Piñera también, que él quería Relaciones Exteriores. Lo mismo que ahora, en RN todos decían que el exsenador quería Interior.
Retomar liderazgo
La resistencia del mandatario al cambio de gabinete, se debe a su compulsiva necesidad de armar equipos con gente cercana, a la que conoce y en la que confía, diseño en el que Blumel era pieza clave. Pero su responsabilidad de gobernante, dicen en Chile Vamos, lo obligó a tomar la decisión, porque –como señaló el senador Iván Moreira- con el cambio "el gobierno tiene que cambiar de rumbo y el mandatario debe "retomar su liderazgo en Chile Vamos".
Eso fue lo que lo obligó a tomar la decisión definitiva e incluso consultar nombres con la UDI y RN. La señal de que debía actuar para no quedarse solo se la mandó el propio Allamand, quien fue el encargado de anunciar oficialmente el viernes pasado que Chile Vamos no concurriría al Tribunal Constitucional para objetar el quórum con que se aprobó el proyecto de retiro de fondos. Esta era la única salida que le quedaba a Piñera, que fueran sus parlamentarios los que pasaran por ese trámite, pero lo dejaron solo. Aun más, ese día Allamand llamó al Presidente a promulgar la reforma constitucional.
Está por verse el efecto de este cambio en la ciudadanía, porque no cabe duda que si Blumel carecía de experiencia y manejo político, le sobraba empatía para concertar con la gente –de hecho en su despedida, los funcionaros de La Moneda no dejaban de aplaudirlo-; Víctor Pérez, en cambio, es un "duro". Así será su compañero de partido, el exdiputado Jaime Bellolio, quien deberá poner la cara amable del gobierno, desde la vocería.
Y lo peor para RN es que si bien mantuvieron sus cupos en Cancillería y Defensa no son parte del comité político, por lo que tanto Andrés Allamand como Desbordes perdieron, en sus respectivas carteras, influencia política. Y ya que Piñera no tendrá que pasar los días eludiendo fuego amigo, podría ser que la relación del bloque y con el gobierno funcione mejor. Lo que habrá que esperar es la reacción de Evópoli cuando decante que pese a ser el partido del orden al interior de Chile Vamos estos últimos meses, los grandes le pasaron la cuenta.
Además, habrá que esperar que la UDI y RN no den un espectáculo a la hora de designar a los reemplazantes de los parlamentarios que Piñera llamó para que fueran en su rescate. Porque siempre hay más interesados que cupos y esta vez no es la excepción.